Valeria es una campeona de la mentira. Es, por ejemplo, una rubia teñida que jamás dice cómo se llama. Eso sÃ, le gusta que le digan Valeria y detesta que le pregunten la edad.
Una cosa que no puede esconder es la entonación de su voz. Es del oriente boliviano y por eso dice “puej” en vez de “pues” y tiene la costumbre de ustear a quien le habla. Trabaja en un lenocinio de la zona de Miraflores, en la ciudad de La Paz, y asegura que en el negocio últimamente hay más extranjeros que la solicitan. No es algo casual, el turismo sexual ha entrado con fuerza en Bolivia, pese a que no hay casos formalmente registrados.
Ejemplos sobran. En 2012, en el municipio Colpa La Bélgica, a unos 38 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz, se registró un caso y hay detenidos. Mientras que en La Paz hay otros dos procesos que pueden ser la punta del ovillo de un problema que ha estado bajo la alfombra.
Hay más. En la ciudad de Cochabamba se descubrió la existencia de una sala de masajes que atiende a extranjeros.
El viceministro de Justicia y Derechos Humanos, Diego Jiménez, explica que el turismo sexual es difÃcil de identificar por la ineficiencia de los administradores de justicia, pero que se debe actuar cuando hay menores de edad involucrados o cuando una persona está retenida en contra de su voluntad.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) elaboró en 2014 un documento que demuestra la existencia de este fenómeno en el paÃs. Es, hasta el momento, el único y más amplio informe respecto al tema en el paÃs. En la investigación se entrevistó a trabajadoras sexuales, personeros de gobiernos municipales, turistas sexuales, policÃas de las divisiones de trata y tráfico, investigadores, operadores turÃsticos y centros de información turÃstica.
La prostitución, como dice el defensor del Pueblo, Rolando Villena, no es un delito. Sin embargo, el documento de OIM revela que el 72% de las vÃctimas de turismo sexual son menores de edad. Es decir, el nuevo delito de violencia sexual llega desde el extranjero. Son turistas que están atraÃdos por las caracterÃsticas de esta actividad en el paÃs.
En Bolivia, la Ley 263 está diseñada para combatir la trata y tráfico de personas. Además, se modificaron artÃculos del Código Penal que contemplan sanciones de hasta 20 años de cárcel.
En el documento de OIM existen tres elementos que se entrelazan en el turismo sexual. En primer lugar están los proxenetas, que son individuos que se dedican a ejercer violencia sexual y comercial sobre las vÃctimas. Pueden estar ligados al seno familiar o extraños.
Después se encuentran las agencias. Son nexos entre las vÃctimas y los “clientes”. Generalmente están ocultas bajo las ofertas de empleo y viajes.